Seleccionar página

Mujeres sin hogar y menstruación: un desafío más

por | Jun 25, 2021

mujeres sin hogar y menstruación

Las mujeres sin hogar y la menstruación: una situación natural que la mayoría de ellas afrontan desde el tabú y la estigmatización de la que siempre ha venido acompañada en nuestra sociedad estando relegada a ser “una cosa de mujeres”.

Por vergüenza, muchas de ellas no acuden a los centros donde se les puede proporcionar algunos de los productos de higiene íntima, y deciden hacer uso del ingenio utilizando trozos de tela, bolsas de papel, cartones, periódicos o cualquier otro recurso que tengan a su alcance para evitar manchar su ropa. Este hecho las hace mucho más vulnerables a infecciones y enfermedades más graves.

Pobreza y desigualdad de oportunidades

En España no existen datos exactos sobre cuántas personas viven sin hogar. Se trata de una realidad difícilmente medible dado que no todas las personas sin hogar acceden a los servicios de atención específicos para ellos que existen en nuestro país.

Cáritas, en su Campaña Nadie Sin Hogar, reconocía ya en 2016, que “la dimensión de la realidad de las personas en situación de sin hogar es muy amplia y diversa: además de en los centros de acogida y en la calle hay personas sin hogar viviendo en pensiones, en casas de conocidos o familiares, en infraviviendas, en locales, en asentamientos, y un largo etcétera que hace muy complejo el poder recabar datos sobre el número exacto de personas en situación de sin hogar”.

Las mujeres sin hogar: un colectivo de los más vulnerables

Ofreciendo una aproximación, podemos decir que del informe Estrategia Nacional Integral para Personas Sin Hogar 2015-2020 se desprende que en España hay unas 33.000 personas sin hogar. Sin embargo Cáritas, en 2019, ya elevaba la cifra a unas 40.000 estimando que en torno a un 16% son mujeres. Este colectivo ha aumentado aún más en los últimos años, y que se erige como uno de los más vulnerables e invisibilizados.

El sinhogarismo está relacionado con la pobreza y la desigualdad de oportunidades y se debe, sobre todo, al fracaso de nuestro sistema social. En nuestro país la tasa de desempleo de las mujeres es superior a la de los hombres; según datos del INE (2020) el paro femenino era de un 18,3 % frente al 14,1 % masculino. Pero además el incumplimiento del derecho a la vivienda también se ceba con las mujeres, especialmente con las que encabezan hogares monoparentales y víctimas de la violencia machista.

personas sin hogar en españa

Mujeres sin hogar y menstruación

Otra cuestión es cómo las mujeres sin techo viven sus experiencias de calle. Estas mujeres, al igual que los hombres, son privadas del acceso a un trabajo, a una vivienda y a los recursos económicos necesarios para su sustento, afrontan la carencia de una red de relaciones que permita su participación en la sociedad, y se enfrentan a la aporofobia, entre otros.

Sin embargo, por el mero hecho de ser mujer, el grado de vulnerabilidad al que se ven sometidas es más elevado que en los hombres, entre otras cosas, por la posibilidad de ser víctimas de agresiones sexuales. Pero no solo eso. Si además tenemos en cuenta la fisiología femenina, algo tan natural como la menstruación, se convierte en un verdadero desafío a la hora de afrontar su día a día en la calle.

Menstruar es algo que no se elige y que requiere un gasto en productos de higiene íntima. Cada mujer debe afrontar este gasto durante los aproximadamente 40 años que puede durar su vida “fértil”.

productos de higiene para la menstruación

Acceso a productos de higiene íntima cuando vives en la calle

El gasto en estos productos oscila dependiendo del método usado (compresas, tampones, bragas menstruales o copa menstrual). Sin embargo, según la OCU, se estima en aproximadamente 2.000 euros a lo largo de la vida de una mujer. Este gasto resulta algo inasumible si la mujer se encuentra bajo el umbral de la pobreza y más aún cuando vive en situación de calle y no tiene dinero ni para comer.

El reciente estudio ‘Equidad y Salud Menstrual’ señala que en España dos de cada diez mujeres han tenido dificultades económicas para comprar productos sanitarios para la menstruación. Y es que estos productos, a pesar de ser imprescindibles para la salud, higiene y dignidad de la mujer, en España, no son tratados como tal. Todos estos productos están gravados con un tipo de IVA del 10% frente al 4% reservado para los productos de primera necesidad.

Por otro lado, muchos centros para personas sin hogar proporcionan productos de higiene entre los artículos que reparten a las personas que acuden a solicitar sus servicios. Muchos de ellos incluyen compresas y tampones. Sin embargo, no siempre se atiende a las especificidades de cada mujer, ya que no todas menstrúan igual, ni necesitan lo mismo. Por ejemplo, desde Somos Tribu Mujeres, grupo creado para superar las dificultades ante la crisis del COVID19, se apunta que «a las mujeres latinas se les daban tampones y ellas no los usan». Las mujeres sin hogar y la menstruación es un tema que también conlleva aspectos culturales y sociales.

Problemas de salud e higiene cuando vives en la calle

​Y es que la pobreza menstrual no solo radica en el acceso a los productos sanitarios necesarios para la menstruación. También en tener acceso a cuartos de baño saneados donde poder cambiarse y a unas duchas para tener un mínimo de higiene, a la disponibilidad de agua potable y jabón, a disponer de ropa limpia cuando ésta se mancha o tener acceso a mantas. En definitiva, a poder tener los elementos necesarios para cuidar la higiene y por tanto, la salud de las mujeres sin hogar.

Además, ¿qué ocurre cuando la menstruación va acompañada de dolor intenso? El acceso a la consulta a un profesional de la salud y a la medicación indicada para paliar el dolor también se ve restringido. No van al ginecólogo y muchas enfermedades, como las ETS y la endometriosis, quedan sepultadas en el silencio de la calle.

Y es que, en un mundo en que lo que es prioritario siempre se ha decidido en torno a las necesidades masculinas, es necesario incluir la perspectiva de género al hablar de mujeres sin hogar.

perspectiva de genero mujeres