Personas sin hogar y suicidio

«Si bien el suicidio es un fenómeno ampliamente estudiado en la población general, existe un vacío de publicaciones científicas que estudien la relación de intentos de suicidio o muertes por esta causa entre las personas sin hogar» (Christensen y Garces, 2006).
El suicidio es un grave problema de salud pública
Ya de desde 2014, la Organización Mundial de la Salud, en su informe “Prevención del suicidio: un imperativo global”, reconoce que el suicidio es un grave problema de salud pública complejo y con múltiples componentes medioambientales, culturales, psicosociales y biológicos. El suicidio no solo tiene un gran impacto a nivel individual y en las personas cercanas a aquella que lo comete, sino también en la sociedad y la economía de las comunidades afectadas.
Sin embargo, y a pesar de que lo cataloga como problema que es prevenible, no todos los países asignan una prioridad alta en sus programas a la prevención del suicidio.

Suicidios en España
En España, en el año 2020, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), perdieron la vida 3.941 personas como consecuencia de una conducta autolítica, lo que supone un 7,3 % respecto al año anterior. Cada día se suicidan en nuestro país una media de 11 personas, situándose el suicidio como primera causa de muerte no natural, por encima de las caídas y el ahogamiento, sumersión y sofocación.

Factores de riesgo del suicidio
1.- Individuo
- Intento de suicidio anterior
- Trastornos mentales
- Consumo nocivo de alcohol
- Pérdida de trabajo o financiera
- Desesperanza
- Dolor crónico
- Antecedentes familiares de suicidio
- Factores genéticos y biológicos
2.- Relaciones
- Sentido de aislamiento y falta de apoyo social
- Conflictos en las relaciones, disputas o pérdidas
3.- Comunidad
- Desastres, guerras y conflictos
- Estrés por desplazamientos y aculturación
- Discriminación
- Traumas o abuso
4.- Sociedad
- Acceso a medios utilizables para suicidarse
- Notificación inapropiada por los medios de difusión
- Estigma asociado con comportamientos de búsqueda de ayuda
5.- Sistemas de salud
- Barreras para obtener acceso a la atención de salud
Asimismo, diversos estudios coinciden en considerar como principales factores de riesgo de suicidio consumado:
1.- El intento de suicidio previo y los antecedentes familiares
2.- Los trastornos mentales, especialmente la depresión y estado de desesperación, los trastornos psicóticos y la sintomatología ansiosa
3.- El consumo de alcohol u otras drogas
4.- Las enfermedades crónicas e incapacitantes
5.- Una situación social y familiar frágil que favorezca el aislamiento y/o la marginación social, como la falta de contacto familiar no voluntario, el desempleo o el ingreso en un centro penitenciario
6.- Determinadas características sociodemográficas, como ser varón y tener una edad próxima a la senectud
Sea como sea, estos factores de riesgo se deben considerar de forma acumulativa en un determinado individuo, aumentando así su vulnerabilidad.

La población sin hogar es uno de los colectivos con mayor riesgo de conductas suicidas
Uno de los colectivos más afectados por la acumulación de factores de riesgo y, por tanto, más vulnerables frente al suicidio, son las personas sin hogar, sin embargo, apenas existen estudios sobre este hecho.
La población sin hogar presenta tasas significativamente superiores a la población en general en problemas de salud mental y adicciones, padecen enfermedades crónicas, desesperanza, aislamiento social, falta de redes de apoyo familiar, discriminación, estigmatización y barreras para el acceso al sistema de salud.
En la actualidad se están llevando a cabo muchos esfuerzos para la sensibilización respecto de la relevancia del suicidio y la necesidad de adoptar estrategias integrales para la prevención del mismo en el marco de la salud pública. Sin embargo, el sistema de salud está pensado para personas que tienen una vivienda donde poder recuperarse y cuidarse. Es por ello, que se hace necesario dar visibilidad a la problemática concreta a la que se enfrenta este colectivo y diseñar y aplicar estrategias de prevención del suicidio específicas para esta población. Dichas acciones deberían permitir la detección del riesgo de conducta autolítica en estas personas y facilitar su acceso a los servicios de salud mental.