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Efectos Psicológicos del Sinhogarismo

por | Oct 11, 2023

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El sinhogarismo o falta de vivienda es un problema social persistente que afecta a millones de personas en todo el mundo. Más allá de las evidentes dificultades físicas y materiales que enfrentan las personas sin hogar, existe un conjunto de problemas psicológicos que suelen quedar ocultos a la vista pública, pero que tienen un profundo impacto en el bienestar y la capacidad de estas personas para reintegrarse a la sociedad. Es fundamental entender estos efectos para ofrecer respuestas adecuadas y comprensivas.

Autoestima y Autoconcepto

Uno de los efectos más notorios y perjudiciales del sinhogarismo es la erosión de la autoestima. Vivir en la calle a menudo conlleva un estigma social, que puede llevar a las personas a sentirse devaluadas o marginadas. Esta percepción negativa de uno mismo puede entorpecer los intentos de buscar ayuda o mejorar la situación personal.

El autoconcepto se refiere a la percepción y comprensión que uno tiene de sí mismo. La autoestima es la valoración emocional que se asocia con esa percepción. Estos dos constructos están intrínsecamente relacionados y tienen un impacto significativo en la forma en que las personas interactúan con el mundo que las rodea. En el contexto del sinhogarismo, estos dos aspectos del yo pueden verse seriamente afectados.

Una autoestima baja puede afectar la capacidad de una persona para tomar decisiones en su propio interés. Pueden sentir que no merecen una vida mejor o que sus esfuerzos para cambiar su situación serán en vano. Esto puede manifestarse en una reluctancia para buscar ayuda, ya sea por temor al rechazo o por la creencia de que no se beneficiarán de ella.

Una vez que se ha establecido una baja autoestima, puede comenzar un ciclo de negatividad. Las personas con una percepción negativa de sí mismas pueden involucrarse en comportamientos autodestructivos. Por ejemplo, como el abuso de sustancias, lo que a su vez puede reforzar las percepciones negativas de la sociedad y empeorar su situación en general.

El sinhogarismo no solo tiene un impacto material en la vida de las personas, sino que también afecta profundamente su percepción de sí mismas y su valor intrínseco. Romper el estigma y proporcionar apoyo comprensivo y respetuoso es esencial para ayudar a las personas sin hogar a reconstruir su autoestima y, finalmente, mejorar su situación global.

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Salud Mental

El vínculo entre la salud mental y el sinhogarismo es innegable y complejo. Las dificultades psicológicas y el vivir sin un hogar estable se retroalimentan. Es un ciclo pernicioso, donde las circunstancias de vida en la calle agravan los problemas preexistentes y, a su vez, estos problemas pueden ser causantes o facilitadores del sinhogarismo.

1. Depresión:

La depresión es común entre las personas sin hogar. La falta de un entorno seguro y estable, la desvinculación de la comunidad, las dificultades diarias para satisfacer las necesidades básicas y el estigma social pueden provocar o agravar episodios depresivos. Además, la desesperanza y el sentimiento de desamparo que puede sentir una persona sin hogar pueden conducir a pensamientos suicidas.

2. Ansiedad:

Las constantes amenazas a la seguridad personal, la incertidumbre sobre dónde dormir cada noche o cómo conseguir alimento, junto con la exposición a climas extremos o a episodios violentos, pueden generar altos niveles de ansiedad. Trastornos como el de ansiedad generalizada o el trastorno de estrés postraumático son comunes en este grupo.

3. Trastornos por consumo de sustancias:

Muchas personas sin hogar recurren al alcohol, drogas o medicamentos para autogestionar o escapar de sus problemas emocionales y físicos. Estas sustancias pueden ofrecer un alivio temporal, pero a menudo agravan los problemas de salud mental y física, además de ser potenciales causantes de la falta de vivienda. Es importante subrayar que no todas las personas sin hogar tienen trastornos por consumo de sustancias, pero aquellas que sí lo tienen enfrentan barreras adicionales para acceder a tratamientos efectivos.

4. Interacción con factores preexistentes:

No todas las personas que viven en la calle tenían problemas de salud mental previos, pero aquellas que sí los tenían pueden encontrar que sus condiciones empeoran al enfrentar las adversidades de la falta de hogar. Sin acceso a medicamentos, terapias o apoyos, condiciones preexistentes como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o cualquier otro trastorno mental pueden desestabilizarse rápidamente.

5. Desafíos en el acceso al cuidado:

Las barreras para acceder a servicios de salud mental son múltiples para las personas sin hogar. Estas incluyen la falta de seguro médico, el estigma asociado con buscar ayuda, la desconfianza hacia las instituciones o simplemente la falta de información sobre dónde y cómo obtener ayuda.

6. Resiliencia:

A pesar de todas estas adversidades, es esencial reconocer la resiliencia de muchas personas sin hogar. Aunque enfrentan dificultades extraordinarias, muchos encuentran formas de sobrevivir y apoyarse mutuamente en sus comunidades.

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Trauma

El trauma, en su definición más básica, hace referencia a experiencias dolorosas y perturbadoras que pueden tener efectos duraderos en el bienestar emocional y psicológico de un individuo. La relación entre el trauma y el sinhogarismo es bidireccional: mientras que el trauma puede contribuir al sinhogarismo, el estado de carencia de vivienda en sí mismo puede generar y exacerbar el trauma.

1. Traumas previos al sinhogarismo

  • Violencia Física y Abuso Sexual: Las víctimas de violencia o abuso a menudo presentan síntomas traumáticos a largo plazo, como trastorno de estrés postraumático (TEPT), ansiedad y depresión. En algunos casos, estas experiencias pueden contribuir a una serie de decisiones y circunstancias que eventualmente llevan al sinhogarismo, como el abandono del hogar para escapar del abuso.
  • Pérdida de seres queridos: La pérdida traumática, ya sea por muerte, separación o circunstancias adversas, puede desencadenar un colapso emocional y, en algunos casos, financiero. Sin el adecuado apoyo emocional y social, una persona puede encontrarse sin las herramientas necesarias para reconstruir su vida, llevándola a la falta de vivienda.
  • Experiencias adversas en la infancia: Estas pueden incluir negligencia, abuso, vivir con padres con trastornos por consumo de sustancias, o presenciar violencia doméstica. Estas experiencias, especialmente si no son tratadas, pueden tener efectos perjudiciales en el desarrollo psicológico y emocional del individuo, afectando sus habilidades de afrontamiento y llevándolos a situaciones de vulnerabilidad en la edad adulta.

2. Traumas relacionados con el sinhogarismo

  • Exposición constante a la violencia: Las personas sin hogar son particularmente vulnerables a la violencia, ya sea de parte de otros individuos en situación de calle o de aquellos que los ven como blancos fáciles. La exposición repetida a la violencia refuerza el trauma y puede intensificar los síntomas de trastornos como el TEPT.
  • Inseguridad: La falta de un refugio seguro y estable lleva a una exposición constante a los peligros de la calle, desde inclemencias del tiempo hasta el riesgo de robo o agresión. Esta inseguridad constante puede ocasionar hipervigilancia y en un estado de alerta perpetuo.
  • Privación: La falta de acceso a necesidades básicas, como alimentos, agua, atención médica y higiene, es una fuente constante de estrés. A largo plazo, esta privación no solo tiene efectos sobre la salud física, sino que puede afectar la salud mental, llevando a sentimientos de desesperanza y desesperación.

3. Desconfianza y Paranoia

El sinhogarismo, una situación en la que individuos se encuentran sin un lugar estable para vivir, conlleva una serie de riesgos y vulnerabilidades. Un aspecto notable pero menos discutido es la mentalidad defensiva y de desconfianza que puede desarrollarse entre las personas que viven en las calles.

Las personas sin hogar frecuentemente enfrentan situaciones adversas, desde el robo de sus pertenencias hasta el abuso físico o verbal por parte de extraños o incluso de otras personas sin hogar. Estas experiencias acumuladas pueden hacer que desconfíen de las intenciones de los demás, incluso si las personas se acercan con la intención de ayudar.

En un ambiente donde prevalece la inseguridad, la desconfianza puede actuar como un mecanismo de defensa. Ser cauteloso y evitar la interacción con desconocidos puede reducir el riesgo de ser víctima de un acto violento o de ser engañado.

Las experiencias pasadas de ser ignorado o maltratado por sistemas asistenciales, ya sean refugios, centros de salud u otras instituciones, pueden hacer que las personas sin hogar desconfíen de estos servicios en el futuro.

En resumen, la desconfianza y paranoia son respuestas naturales y a menudo adaptativas a las adversidades experimentadas por las personas sin hogar. Sin embargo, para abordar efectivamente estas barreras y ofrecer la ayuda necesaria, es crucial que los profesionales y las organizaciones entiendan y se acerquen a estas personas con empatía, paciencia y respeto.

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Aislamiento Social

El aislamiento social, aunque puede afectar a cualquier individuo independientemente de su situación, se intensifica notablemente en aquellos que experimentan sinhogarismo. Las razones son múltiples y se entrelazan en una compleja red de causas y efectos.

Las personas sin hogar suelen carecer de acceso regular a medios de comunicación, como teléfonos móviles, Internet o incluso una dirección postal estable. Esto dificulta mantener el contacto con familiares y amigos, especialmente si estos están geográficamente distantes. Sin un medio fiable para comunicarse, las relaciones pueden deteriorarse con el tiempo.

La sociedad, en muchas ocasiones, percibe negativamente a las personas sin hogar, lo que crea un estigma que desalienta a estas personas a buscar o mantener contactos sociales. Pueden sentir vergüenza o miedo de ser juzgados, lo que les lleva a aislarse aún más.

En busca de refugio, comida o servicios, las personas sin hogar pueden moverse constantemente. Esta movilidad dificulta la creación de vínculos estables en un lugar específico o el mantenimiento de relaciones a largo plazo.

Interacciones sociales limitadas

Las personas sin hogar suelen encontrarse en entornos donde las interacciones sociales se limitan a otras personas en situaciones similares. Si bien estas comunidades pueden ofrecer algún grado de apoyo, también pueden ser ambientes donde la competencia por recursos limitados prevalece sobre la cooperación.

El aislamiento social en el contexto del sinhogarismo es un fenómeno multifacético que va más allá de la mera falta de un espacio físico donde vivir. Para abordar este problema adecuadamente, es esencial que las políticas públicas y las intervenciones consideren no solo las necesidades materiales, sino también las emocionales y psicológicas, con el objetivo de restaurar la dignidad, el sentido de pertenencia y la conectividad social de las personas afectadas.

El sinhogarismo no es simplemente un problema de falta de vivienda. Es un problema multifacético que afecta a las personas a nivel físico, emocional y psicológico. Entender estos efectos psicológicos es crucial para desarrollar intervenciones y políticas que no solo aborden la falta de vivienda desde una perspectiva material, sino que también ofrezcan el apoyo psicológico y emocional necesario para ayudar a las personas sin hogar a recuperar su bienestar y reintegrarse a la sociedad.