Aporofobia y personas en situación de sinhogarismo

Aporofobia, un neologismo para hablar de un antiguo miedo
El término aporofobia —formado a partir de la voz griega á-poros, ‘sin recursos’ o ‘pobre’, y fobos, ‘miedo’— fue acuñado por la filósofa Adela Cortina en los años noventa. Sin embargo, no fue hasta finales 2017 cuando finalmente se registra como cultismo en el Diccionario de la lengua española con el significado de ‘fobia a las personas pobres o desfavorecidas’.
Se trata, pues, de un término muy nuevo para hablar de algo muy antiguo: el odio, la aversión o rechazo hacia las personas en situación de pobreza.
La aporofobia, como señala Adela Cortina, es lo que alimenta el rechazo a inmigrantes y refugiados. No se les rechaza por extranjeros, sino por pobres. No es racismo ni xenofobia; es aporofobia.
Nadie pone reparos a que un jeque árabe se instale en nuestro país, ni a facilitar la residencia a un futbolista famoso. De hecho, los yates atracan sin problemas en nuestras costas, mientras que las pateras se hunden tratando de alcanzarlas.
Tener una palabra que nombre esta realidad y la visibilice es un hecho realmente importante para poderle dar visibilidad y combatirla.
Aporofobia e infradenuncia
Las personas que viven en la calle sufren agresiones, insultos y discriminación y, en los casos más terribles, violencia sexual, física y asesinatos. De hecho, son muchas las noticias que refieren cómo estas personas son víctimas de mofa, robos, insultos y agresiones brutales e incluso mortales.
Según el Observatorio Hatento, una iniciativa de diferentes entidades sociales para denunciar agresiones a las personas sin techo, el 47% de las personas que viven en la calle han sido víctimas de delitos de odio. De ellas, alrededor del 21% habría sufrido robos de sus pertenencias y un 23% agresiones de carácter físico.
Es un hecho relevante que el 87% de estas agresiones no sean denunciadas. Esto se debe principalmente, a las múltiples barreras con las que se encuentran estas personas:
- desconocimiento y prejuicios de la población general,
- falta de soporte familiar o social,
- formación específica insuficiente en las personas que tienen el primer contacto con estos casos,
- falta de estadísticas que permitan conocer la dimensión cuantitativa y cualitativa de esta realidad,
- o inacción de los testigos, quienes en su mayoría no hacen nada o no están dispuestos a comparecer, entre otras.

Aporofobia y estigma
Una vez más nos encontramos frente los prejuicios y la estigmatización de las personas sin hogar, a las que se les presupone asociales o aisladas, conflictivas o violentas, descuidadas o desaseadas, incívicas, con adicciones (alcoholismo), sin relaciones sociales o sin empleo, sin derechos.

Aporofobia como agravante de delitos
Con la entrada en vigor, el pasado 25 de junio, de la Ley de protección integral a la infancia y la adolescencia, la aporofobia se convirtió en agravante de delitos al igual que lo es el racismo o la homofobia.
Este hecho, que debería servir a la sociedad para tomar conciencia de la gravedad del mismo, supone un gran paso en la lucha para visibilizar, condenar y combatir la aporofobia.
Ideología sobre la pobreza
Habla de una sociedad que transforma un problema estructural en uno de índole individual o personal, culpabilizando al pobre de su situación, ignorándole y persiguiéndole.
Una sociedad que transforma una situación de falta de derechos, en el rechazo o la aversión, no tanto a la misma situación de injustica, sino a las personas que la sufren.